Anabelly Lucero

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PLANTAS VENENOSAS PARA EL GANADO

Son excesivamente numerosas las plantas cuyo consumo por las diferentes especies animales (principalmente las introducidas como vacuno, ovino, caprino y equino), puede ser motivo de graves trastornos incluso mortales. Se les encuentra en casi todas las especies del reino vegetal, pero más frecuente en determinadas familias ya conocidas por sus cualidades tóxicas: Solanáceas, Euforbiáceas, Crucíferas, etc. También se ha observado que mientras ciertas plantas son tóxicas para todos los animales domésticos, otras envenenan sólo a ovinos (p.e. las del género Rumex) o a los vacunos (por ejemplo el estado tierno de la gramínea anual Sorghum) y también afecta a los equinos, quienes son más sensibles a todas las plantas venenosas sin excepción (los del género Astragalus y Urtica entre otras). La avena (Avena fatua o sterilis), cuando crece en ciertos suelos y en estado tierno, almacena nitrato de potasio en sus tallos y hojas en cantidades suficientes para matar a los animales que coman pequeñas cantidades, e incluso en paja o heno, mientras que los granos llegan a ser totalmente inofensivos. Igualmente los granos de trigo, cebada y suqlla (Bromus spp.) administrados enteros o molidos a los animales, preferentemente a los caballos, pueden ser causa de graves trastornos y aunque los animales se recuperen de la fase aguda, suelen permanecer cojos.
 
La toxicidad de la planta está sujeta a numerosas condiciones. Unas veces es la planta entera la que es tóxica (p. e. las del género Solanum, Euforbia, Rumex), y otras son sólo determinadas partes las que contienen el principio tóxico (p.e. estados tiernos y hojas del género Melilotus, los frutos del Solanum nigra “ñuchqu”, semillas del Ricinus y las del Phaseolus). Se reitera que la toxicidad de las plantas puede depender de su estado vegetativo, de tal modo que los Sorghum, Lupinus y Melilotus son peligrosos en su etapa vegetativa (tiernos) y sobretodo sus rebrotes, mientras que pueden ser consumidos por el ganado sin peligro cuando están en la etapa reproductiva (“maduros”). Los aceites volátiles y las sustancias acres se encuentran en muchas plantas y a menudo en combinación con otros tóxicos.
 
Las plantas tóxicas ejercen su acción efectiva por irritación y a veces por coagulación de las proteínas del estómago y de las paredes intestinales. Pueden incorporarse al torrente sanguíneo y causar daños en cualquier parte del cuerpo, y pueden ser excretadas por el sudor, la saliva, la respiración, la leche y la orina. Estas sustancias dan lugar a alteraciones de los caracteres organolépticos de la leche y de la carne. Los animales rehusan por lo general el comer plantas que contengan grandes cantidades de aceites volátiles a causa de su olor desagradable y de su sabor repelente o picante. Como ejemplos se pueden citar el aceite volátil de la “mostaza” o “yuyo” y el ácido tánico o tanino, presente en la “tara” (Caesalpinea sp.) y en los “helechos”.
 
Sin embargo, el ganado mayormente la consume, cuando se encuentran estabulados y necesitan comer, o de otra forma, cuando están con hambre y por la gran voracidad del momento; así son capaces de ingerir conjuntamente con los pastos y forrajes, las plantas tóxicas. Esto es casi frecuente durante la época seca, cuando la producción forrajera es escasa. La supervivencia permite ingerir estas plantas indeseables. Por lo mismo, cuando existen sobrepastoreos o sobreutilizaciones, pastoreos continuos o debido a las sequías prolongadas.
 
También se han podido observar en nuestros Camélidos, que por ejemplo, como las alpacas consumen en baja o adecuada cantidad los Astragalus “garbancillos” que llegan a afectar incluso en pocas dosis a los vacunos, ovinos y equinos, sin embargo al igual que las leguminosas tiernas en cualquier estado vegetativo o reproductivo, no llegan a afectar a los Camélidos, tampoco les producen timpanismos o meteorismos o empanzamientos.
 
De acuerdo a los principios tóxicos que contienen, se pueden llegar a clasificarlos en:
 
Heterósidos (glucósidos)
 
Los glucósidos venenosos son sustancias químicas complejas que al hidrolizarse forman azúcares y agluconas. La mayor parte de las plantas que contienen glucósidos elaboran asimismo los fermentos o enzimas necesarios para la descomposición de éstos. Los efectos venenosos tienen lugar cuando los glucósidos y los fermentos o enzimas se ponen en contacto en el interior o exterior del organismo. Los más peligrosos son:
 
1.     Cianogenéticos. Son aquellas que al descomponerse forman ácido prúsico (ácido cianhídrico: HCN) que producen generalmente muertes con rapidez en los animales o sino respiran con rapidez, caen de costado, emiten gritos que expresan su dolor y mueren después de realizar algunos movimientos espasmódicos. Éstas son las plantas que en estado tierno contienen heterósidos cianogenéticos: el “pasto sudán” o “gramma china” Sorghum spp. (sudanense, halepense), la “pata de perdiz” o “gramma dulce” o “pasto bermuda” Cynodon dactylon, el “chupa sangre” Digitaria sanguinalis. la “yerba santa” Cestrum sp., la “yuca” Manihot sculenta y “patá” Ximenia americana.
2.     Saponínicos. Que causan trastornos considerables en la corriente sanguínea, dando lugar a hemólisis o rotura de los glóbulos rojos y se encuentran en muchas plantas como: el “alfilerillo” o “auqa-auqa” Erodium cicutarium, el “ñuchqu” o “yerba mora” Solanum nigrum, la “flor de muerte” o “flor de seda” Asclepias sp., la Rubiácea “qutu blanco” Hamelia sp., la Meliácea “cianamomo” o “flor de paraíso” Melia sp En algunos lugares se suele hacer responsable a las saponinas de enfermedades tales como la acetonemia, el timpanismo, etc..
3.     Solaninas. Compuesto venenoso. La hidrólisis forma azúcares: glucosa, ramnosa, galactosa y una aglucona que es la solanina. Las plantas verdeadas de la papa y sus tubérculos, como también el “ñuchqu” Solanum nigrum.
4.     Otros glucósidos. Como es el caso del Lolium temulentum conocido como “ballico” que contiene lolina y el Agrostemma sp. que contien la githagina y el género Nerium sp. (Apocinácea) “laurel”, “naranjillo”, que contienen Nerina, neriantina y oleandrina.
 

Alcaloides

            Son sustancias químicas complejas de tipo básico producto del metabolismo de algunas especies en las que no se encuentran una sola, sino más de un alcaloide, éstas vienen a ser las plantas más conocidas: La Papaverácea “cardosanto” Argemone mexicana que contiene protopina y berberina, la Umbelifera “cicuta” o “kita anís” Conium maculatum que contiene la cicutina y coniceína, y otras tres alcaloides más, la Solanácea “chamico” Datura stramonium que contiene atropina, hioscina e hiosciamina, el “tabaco” Nicotiana spp. por contener anabasina, la Leguminosa “garbancillo”, “joshka” o “tembladerilla” Astragalus garbancillo que contiene alcaloide glucósido, el “chocho” o “tarhui”, otra Leguminosa Lupinus spp. que contiene lupina y lupinidina, la “retama” Spartium junceum que contiene espartina o citisina, la Campanulácea “toca-toca” o “contoya” Lobelia sp. que contiene lobelina, la Convolvulácea “camote”, “borrachero” o “enredadera” Ipomoea sp. cuando se consumen las hojas, producen en animales preñadas aborto, conteniendo trazas de alcaloides.
 

SUSTANCIAS FOTODINÁMICAS Y FOTOSENSIBILIZADORAS

            La mayoría de las sustancias fotodinámicas de las plantas son coloreadas y todas ellas fluorescentes en presencia de la luz ultravioleta. Pueden atravesar la pared intestinal, incorporándose a la corriente sanguínea, y ejercer una acción sensibilizadora sobre la piel de los animales expuestos a la luz solar.  Como consecuencia de la fotosensibilización se produce trastornos hepáticos e ictericia al mismo tiempo o antes que las lesiones epidérmicas (de la piel). Las pieles muy pigmentadas o cubiertas por pelos pigmentados filtran los rayos solares sin sufrir ningún daño. Es el caso de Tribulus terrestris conocido como “abrojo”, “anocar qapi” que es una Zigofilácea, planta cosmopolita que llega a producir “jacapo” o cabeza hinchada y por contener Nitrato de Potasio en exceso en plantas tan diferentes como la avena, remolacha, nabo, etc. que envenenan por asfixia al animal, preferentemente a los ovinos de la Sierra Central del Perú.
 

TÓXICOS MINERALES

            Este tipo de envenenamiento, se produce de acuerdo a que las plantas toman minerales peligrosos de los suelos que lo contienen en exceso, por ejemplo plantas con exceso de Molibdeno, Selenio, Nitratos y Nitritos de Potasio, que se pueda hallar en los Astragalus, Avena, “remolacha” y “nabos”, principalmente en los estados tiernos, antes de la floración.
 

DERIVADOS DE ÁCIDOS

            Enfermedades frecuentes por mezclar en el momento de la recolección para heno, básicamente, es el caso de los Melilotus o también conocidos por “tréboles amarillos”, que contienen por ejemplo la sustancia no tóxica: cumarrina, que se escinde en dicumarol cuando se deteriora a condición de las condiciones atmosféricas o corte defectuoso y en estado tierno, asimismo es la Ruta chalapensis o “ruda” que viene a ser una Rutácea que también posee características abortivas. En ingestiones, interfiere el proceso de coagulación de la sangre, con lo que los animales pueden morir desangrándose a consecuencia de pequeñas heridas que en otro caso no tendrían ninguna importancia.
 

TÓXICOS ACUMULATIVOS

            La absorción de cantidades de tóxicos por los animales, mediante las plantas tratadas con pesticidas y siendo forrajeras, son excretadas lentamente por los riñones, y a los que el hígado no puede detoxicar, entonces los conducen a la muerte. Una dosis pequeña de estos pesticidas, no suelen afectar visiblemente, pero si se toman pequeñas dosis durante cierto tiempo y con cierta regularidad, puede acumularse en el organismo y manifestarse por síntomas; teniéndose entonces efecto acumulativo. Si las dosis fueran iniciales, se incitará a los animales convalecientes a que beban la mayor cantidad de agua o de otros líquidos con el fin de facilitar la excreción del veneno a través de la orina.
 

PRINCIPALES ALCALOIDES Y SU ACCIÓN FISIOLÓGICA

ALCALOIDES

ACCIÓN FISIOLÓGICA

Atropina
Cocaína
Codeína
Emetina
Escopolamina
Esparteína
Hiosciamina
Morfina
Quinina
Efedrina
Papaverina
Lobelina
Reserpina
Antiespasmódico, estimulante, analgésico.
Estimulante, anestésico local, sedante.
Analgésico, sedante, hipnótico.
Emético, expectorante, antipirético, amebicida.
Hipnótico, sedante.
Estimulante cardiaco, diurético.
Hipnótico, sedante cerebral, midriático.
Narcótico, sedante, hipnótico, analgésico.
Tónico, emenagogo, antiséptico, antipirético.
Vasoconstrictor, asma, insuficiencia circulatoria.
Relajante muscular.
Expectorante, emético, estimulante respiratorio.
Control de la presión alta de la sangre.
 
            Otra planta conocida como trébol dulce (Melilotus spp.) y frecuente la intoxicación en animales de América, con la sustancia no tóxica como la cumarina, se escinde en dicumarol, cuando el trébol dulce se deteriora a consecuencia de las condiciones atmosféricas o de una siega defectuosa. En estas circunstancias interfiere el proceso de coagulación de la sangre, con lo que los animales pueden morir desangrados a consecuencia de pequeñas heridas que en otro caso no tendrían ninguna importancia. El dicumarol se usa en Medicina para impedir la formación de coágulos sanguíneos. Preparados a base de esta sustancia se emplean como raticidas. Se hallan en baja proporción en el trébol blanco (Trifolium repens) y rojo (Trifolium pratense) sucesivamente.
 
            FAMILIAS BOTÁNICAS DE LAS PRINCIPALES PLANTAS TÓXICAS.

DICOTILEDÓNEAS:
 
RANUNCULACEAS.- Flores silvestres más conocidas, la mayoría de las cuales son venenosas cuando se consumen en estado fresco. Los del género: Adonis, Ranunculus, Caltha, Aconitum, Actaea y Paeonia, causan graves trastornos e incluso la muerte de los animales que las consumen. La mayor parte de estas plantas son rechazadas por los animales a causa de su sabor acre, por lo que los adultos las consumen tan sólo en épocas de penuria y los jóvenes cuando pastan por primera vez. Todas las especies venenosas  del género Ranunculus poseen flores amarillas y suelen ser bien conocidas como “celedonias” y “botón de oro”.
           
Contienen la sustancia irritante denominado protoanemonina, aceite volátil de color amarillo, presente en gran concentración durante el periodo de florecimiento. Es poco estable, por lo que al ser almacenadas las plantas como heno, durante un corto periodo, precipita formando cristales o copos no venenosos de anemonina. Los casos de intoxicación entre los animales que pastan son poco frecuentes, pues aunque estas plantas abundan en los pastos y se difunden rápidamente, su sabor picante y acre las hace poco apetecibles. Generalmente son rechazadas por el ganado excepto en las épocas secas cuando los pastos son escasos y los animales se ven obligados a consumir todas las plantas verdes existentes.
           
Algunas veces se dan intoxicaciones entre los animales estabulados alimentados con forraje verde contaminada con gran cantidad de Ranunculus. El ganado joven que sale a pastar por primera vez, suele consumirlas por falta de experiencia. Como ocurren con muchas otras plantas, los animales intoxicados suelen adquirir cierto grado de acostumbramiento a estas plantas y una vez recuperados las consumen de nuevo sufriendo trastornos de gravedad semejante a los de la primera intoxicación.
 
            Los primeros síntomas de la intoxicación por cualquiera de estas especies consisten en cólicos, salivación o ptialismo, e inflamación de las membranas de revestimiento de la boca con formación de ampollas en la misma. Se observa un gran enrojecimiento en la boca de caballos, cabras y cerdos; y aunque con menor intensidad (debido a la aspereza de su mucosa) en el vacuno. En la última fase de la intoxicación se produce una diarrea de color negruzco y la orina se tiñe de sangre. Al mismo tiempo la marcha se hace vacilante sobretodo en lo que depende de las extremidades posteriores. Se presentan trastornos en la visión e incluso ceguera. Finalmente los animales mueren entre convulsiones.
 
            El examen post-mortem no suele presentar datos concluyentes si exceptuamos la presencia de restos de plantas en el estómago. Se observa una inflamación en todo el aparato digestivo, especialmente intensa en el intestino delgado. El análisis químico del contenido estomacal proporciona pocos indicios para confirmar o negar la presencia del veneno.
 
            Como tratamiento de urgencia se puede administrar huevos crudos y azúcar diluidos en leche desnatada, con el fin de aliviar lo antes posible la irritación de la boca y el estómago.
 
PAPAVERACEAS.-
 
            Los miembros más venenosos de esta familia son del género: Papaver y Chelidonium. Menos tóxicas son las del género: Glacium. La Papaver rhoeas L. denominada vulgarmente “amapola”, es un planta anual de los campos cerealeros. Resulta tóxica para el ganado tan sólo cuando se consume en grandes cantidades mezcladas con los forrajes. Aunque su principio activo sea la roeadina y aunque los alcaloides del opio no se encuentren en esta planta, los síntomas de intoxicación manifestados por el ganado son similares a los provocados por los alcaloides del opio. Los trastornos intestinales son más acentuados. Los principios venenosos se concentran mayormente en la cápsula y en el tallo.
 
            El tratamiento de urgencia consiste en la administración de purgantes y estimulantes.
 
BRASSICACEAS O CRUCÍFERAS.-
 
            El nombre de esta familia (Crucíferas = portadores de cruces) hace referencia a los cuatro pétalos dispuestos en cruz de sus flores. Entre las especies de esta familia se encuentran muchas plantas ornamentales como los alhelíes y alimenticias como coles, nabos, mostazas, rábanos y otras verduras.
 
            Todas las especies venenosas de esta familia coinciden en poseer un tallo herbáceo. Las primeras flores que aparecen se reúnen formando una inflorescencia en corimbo pero a medida que avanza su crecimiento, ésta se transforma paulatinamente en un racimo. Las flores poseen cuatro pétalos y cuatro sépalos. Los frutos son cápsulas divididas en dos celdas por un fino tabique.
 
            Synapis arvensis L. Cuyo sinónimo es Brassica sinapys Vis. Se trata de una planta anual que parasita, siendo causa de considerables daños, los campos de cereales. Las hojas son gruesas y ligeramente cubiertas de pelos. Las flores de color amarillo brillante permanecen durante la mayor parte de la época de lluvias. Las vainas se prolongan por un pico de aproximadamente un tercio de su longitud total. Las semillas pueden permanecer en estado latente durante muchos años y germinar cuando las circunstancias ambientales sean favorables. Los podemos observar en los terrenos NIPUH – Programa de Pastos de nuestra UNSCH. Se ha podido observar que dicha planta no es tóxica hasta que se formen las vainas. En corderos se ha observado que los animales que las consumen, sufren de gastroenteritis aguda, dolor abdominal, presencia de espuma alrededor de la boca y la nariz, diarrea y expresan su dolor con quejidos. También se han observado envenenamientos en caballos, se recomienda el empleo de alcanfor como antídoto.
 
            Raphanus raphanistrum L. Se trata de una planta anual o bianual, conocido como “rábano silvestre”, de 30 a 60 cm de altura, está provista de muchas ramas y de hojas gruesas divididas o lobuladas. Las flores son blancas o de color lila pálido. Peligroso cuando se consumen en grandes cantidades y en estado de floración. En corderos, al examen post-mortem, realizado a las dos horas de morir los animales, reveló que el rumen estaba repleto de estas plantas, los músculos abdominales se hallaban congestionados y los restantes tejidos presentaban una coloración amarillenta. El corazón y los pulmones no presentaban ninguna anormalidad y el hígado tenía una consistencia friable. Se comprobó asimismo la congestión de los riñones y la repleción de la vejiga urinaria con orina sanguinolenta.

            Brassica oleracea L. Es conocida como “col forrajera” o “berza”. Variedad seleccionada y cultivada a partir de especies silvestres. En Alemania, se halló que el ganado vacuno alimentado con grandes cantidades de col forrajera (de 35 a 50 Kg. por día), en estado fresco o en ensilado, durante un largo periodo, presentaban síntomas de anemia aguda que podían conducir a la muerte si no se cambiaban de dieta alimenticia tan pronto como se presentaban los primeros síntomas en los animales. La intoxicación comenzaba manifestándose con hemoglobinuria, u orina teñida de sangre a los ocho días de consumir grandes cantidades de esta planta. A continuación los animales sufrían de anemia, pérdida rápida de peso y marcha insegura. Disminuía considerablemente la fertilidad de las hembras no preñadas, pero las más afectadas eran las buenas lecheras y las que se encontraban en la última fase de la preñez. El examen post-mortem revelaba anemia general, hemoglobinemia, hemoglobinuria, signos poco intensos de ictericia, necrosis hemolítica de los lóbulos hepáticos e hiperemia del bazo. El músculo cardiaco mostraba degeneración y aparecían petequias en la tráquea y bronquios (pequeñas hemorragias). La muerte se debía a una insuficiencia hepática. En función a estos estudios, recomiendan administrar a los animales tan sólo 14 Kg diario de coles durante largos periodos, si bien los animales de engorde podían recibir un máximo de hasta 20 Kg diario.
 
            Brassica napus L. “Colza”, “nabo”, que se cultiva extensivamente en todo el mundo. En algunas regiones se extrae aceite de sus semillas mientras que en otras se utiliza como forraje. En algunos lugares es vendido como “mostaza” para ensaladas en la primera fase de crecimiento, si bien no impresiona tanto al paladar como la verdadera mostaza. En Inglaterra se utiliza en la alimentación de las ovejas para quienes no suele tener efectos tóxicos. El ganado vacuno debe consumir estas plantas cuando son jóvenes y pequeñas. El envenenamiento por “colza” ocurre con más frecuencia durante estaciones de humedad anormalmente excesiva y a continuación de las primeras heladas. Las plantas que crecen en terrenos poco drenados y bajos son las más peligrosas. La forma respiratoria de este envenenamiento se caracteriza por síntomas de enfisema pulmonar agudo, es decir, por una rotura súbita de los alvéolos pulmonares. Los animales afectados tienden a aislarse, no comen, y su respiración se dificulta cuando son forzados a moverse. En los casos agudos, el enfisema se puede detectar bajo la piel del dorso. La temperatura rara vez se eleva más de un grado.
 
            El examen post-mortem revela la existencia  de enfisema y edema pulmonares, los cuales se hallan distendidos y adquieren una coloración marrón-grisácea. El sistema digestivo contiene una masa semi-sólida de ingestas negruzcas y existe cierto tipo de inflamación intestinal. En el hígado se observan zonas necróticas. No se dispone de ningún tratamiento para esta forma de intoxicación por “nabo”. En la forma nerviosa de envenenamiento, los animales afectados sufren ceguera, enloquecen, mueven la cabeza de un lado a otro y embisten todo lo que encuentran a su alcance. La forma urinaria es menos peligrosa que cualquiera de las tres formas anteriores. Se caracteriza por hemoglobinuria y orina que espumea cuando cae al suelo. Las membranas mucosas visibles se hallan anémicas e ictéricas. Para el tratamiento inicial se dan preparados de hiero junto con levadura y melazas. Como una medida preventiva, se acostumbra administrar heno y paja a los animales antes de que pasten en campos de estas plantas. La “colza o nabo” con decoloración púrpura es muy venenosa, por lo que no se permitirá su consumo por parte de los animales.
 
CARIOFILACEAS.-
 
            A esta familia pertenecen Saponaria (hierba jabonera, saponaria), Arenaria, Stellaria (hierba de los canarios, etc.), y también los tulipanes. Todas las plantas pertenecientes a esta familia contienen glucósidos en estado coloidal denominados saponinas. Reciben este nombre porque se suspenden en el agua (sin disolverse en ella) formado espuma del mismo modo que el jabón. Cuando las saponinas se introducen en la sangre provocan la rotura o hemolisis de los glóbulos rojos y de otras células sanguíneas. Los perros y animales jóvenes son los más susceptibles a sus efectos. Los síntomas más notables de esta intoxicación son: gran decaimiento, somnolencia, pérdida de peso y enteritis. Los animales mueren si siguen consumiendo alimentos contaminados por estas semillas. Los síntomas de la fase aguda consisten en gastroenteritis con ulceración del aparato digestivo, diarrea espumosa y parálisis general. El examen post-mortem puede descubrir lesiones necróticas en el hígado, bazo y pulmones y aveces los intestinos. La sangre puede hallarse hemolizada.
 
            El tratamiento del envenenamiento por saponinas, sea cual fuere la fuente de la que éstas procedan, es el propio de la intoxicación por irritantes. Se indican la leche, los huevos, el azúcar y algo de sal, junto con sedantes y anodinos si el dolor es acusado. Luego el cuidado especial de los animales. El único laxante indicado es la parafina líquida hasta que se pueda suponer la curación de las úlceras intestinales. Es obvio que se debe suprimir los alimentos contaminados o el acceso de los animales a estas plantas.
 

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